Bebible donde lo haya, el líquido de las conservas es un asunto de enorme debate. No por el hecho de que te lo puedas tomar al igual que el resto del contenido del envase, ya que nadie te lo impide. Pero, ¿en qué casos particulares es menos recomendable y en qué otros distintos lo puedes ingerir sin problemas? La incertidumbre aflora al tener delante esa lata de algún pescado, marisco o legumbre esperando para ser abierta y consumida. Al completo o retirando ese fluido que actúa como conservante del producto principal. El abanico es inmenso: desde el atún hasta los berberechos, pasando por las alcachofas e incluso la fruta en almíbar. ¿Debes beberte o reutilizar ese ingrediente que lleva?
¿Por qué hay dudas sobre su consumo?
Existe polémica y dudas respecto a este elemento imprescindible de toda conserva por si es o no saludable tomarlo. Algunas personas atrevidas se lo beben, mientras otras (un porcentaje mayor de esa gente) lo verte sobre el fregadero para desecharlo. Esta es una práctica más habitual porque no se quiere arriesgar y porque se tiene la creencia de que no es bueno para la salud. Pero, eso tiene sus matices.
El líquido de las conservas o de gobierno, como se le conoce también, un fluido en el que se ha cocido el alimento. Ese de la lata o bote, por supuesto. Puede ser un excelente aliado o tener algunas sustancias no muy recomendables, pero siempre depende de la calidad del producto y del tipo de persona. En primer lugar, si hablamos de una conserva buena, esta debería llevar únicamente sal, agua y antioxidantes. Ningún otro ingrediente que no esté presente en otros alimentos.
Ahora bien, en cuanto al segundo apunte, si debes reducir o controlar tu consumo de sal, quizás no te conviene tomar ese caldo. Igual sucede con esos botes de frutas, por ejemplo, que tienen un jugo donde se acumulan las calorías vacías y los azúcares libres de fibra. Si no te interesa ese aporte poco saludable, tira el líquido de las conservas. Si no te importa, puedes beberlo. Así argumentan todo esto los nutricionistas para recomendar su consumo. Así que depende de cada caso personal y determinado del tipo de producto.
El más saludable líquido de las conservas
Precisamente ese último punto citado influye y mucho. Aunque, en general, todos los alimentos que se conservan son saludables, siempre hay unos u otros mejores. Entre los más idóneos puedes encontrar los enlatados de pescado, especialmente azul. Atún, salmón, melva, caballa, sardinas, etcétera. Si llevan aceite de oliva mejor que de girasol, son excelentes. Así como si no incorporan ni jarabes ni potenciadores de sabor ni otros aceites de mala calidad.
Tenlo en cuenta para leer bien la etiqueta del producto antes de optar por beberte o no ese fluido. Así debes actuar frente a otro tipo de alimentos, sean verduras, legumbres o frutas. Siempre puedes saber qué conservante tienes delante para decidir lo que más te convenga. ¿Lo tiras o no?
Usos culinarios en su reutilización
Nosotros te proponemos una tercera opción: reutilizarlo para otras recetas. Esto es posible y te ayudará a no desperdiciar ni un mililitro. El líquido de las conservas es útil para múltiples alternativas culinarias. Te mencionamos algunas muy interesantes:
- El aceite de oliva del atún es un buen ingrediente para cocinar algún otro alimento en la sartén o utilizarlo para crear cualquier otra receta. Por su parte, el de los berberechos al natural puedes usarlo para la masa de una empanada o para arroz incluso, de forma que aportes un sabor puro a mar.
- Otros jugos de pescados pueden servirte para elaborar una ensaladilla rusa o unas vinagretas creativas y originales con aceite de oliva virgen.
- En cuanto al caldo de los mariscos, ideal si quieres preparar un ceviche, por ejemplo, de navajas. El líquido escabechado de los mejillones es perfecto para combinar con pasta cocida, mientras que el de las zamburiñas es adecuado para algunos guisos.
- Por último, ese jugo de las legumbres conocido como aquafaba es un buen recurso reutilizable en la preparación de merengues.
Las posibilidades con el líquido de las conservas son inimaginables. Puedes usarlo en ensaladas como aliño, en falsas mantequillas, en caldos naturales o incluso en cubitos de hielo. ¡Sí, congela el fluido para después usarlo como si fuese una pastilla para sopa. ¿Qué otra idea tienes en mente con este ingrediente tantas veces despreciado de las latas y los botes?