¿En qué consiste la carne ecológica de la que todo el mundo habla? ¿Resulta viable que todas las personas la coman? Vamos a analizarla para responder a estas preguntas.
Carne ecológica: una tendencia al alza
La preocupación por el medio ambiente, la salud y el bienestar animal están a la orden del día. Por ello son muchas las personas que deciden hacer un consumo de carne más responsable. Para ello exigen tanto calidad del producto como respeto por los animales y la Tierra. De hecho, las búsquedas sobre carne ecológica crecieron un 4.500% en 2020 según ClicKoala.
Así pues, también son muchas las personas que se preguntan en qué consiste la carne ecológica. ¿Cómo puede reconocerse? Lo primero de todo es remitirnos al Informe sobre Producción y Productos ecológicos de la Comisión Europea. Este explica que los agricultores deben alimentar a los animales con piensos obtenidos principalmente de la explotación donde estos se crían o de explotaciones de la misma región. Además, este tiene que ser 100% ecológica.
Nada de químicos
Por otro lado, queda prohibida la clonación o la transferencia de embriones. También se descartan los factores de crecimiento y los aminoácidos sintéticos. De estas normas se deduce que el crecimiento del animal debe ser el natural. Para no acelerarlo basta con que tome leche natural, preferiblemente materna.
De esta misma manera, el número de animales se limita para minimizar el sobrepastoreo, la erosión y la contaminación del suelo por excrementos. Lo ideal es que estos sirvan de fertilizante si el número de animales es el adecuado. Por lo tanto, estos deben tener acceso al aire libre siempre que sea posible. Queda prohibido atar o aislar a un animal a no ser que sea por razones de bienestar o seguridad.
Al igual que en la carne halal, las hormonas quedan fuera de la ecuación, siempre que no formen parte de un tratamiento médico. Esto mismo ocurre con los antibióticos. Pero… ¿se nota luego esto en la carne como tal?
¿Es diferente?
Lo cierto es que sí puedes percibir ciertas diferencias. Para empezar, debes aprender a reconocer la carne ecológica en las tiendas y supermercados. Resulta posible gracias al sello de la Unión Europea con una hoja verde que encontrarás en el envoltorio. Una vez la pruebes te darás cuenta de que la textura, el color y el sabor son algo distintos al ser más intensos. Disfrutarás más de cada bocado. Además, también disfrutas de la ausencia de químicos y te aseguras de que el animal ha vivido más cómodo que bajo otros sistemas
Para acabar, ayudas a proteger el medio ambiente al consumir un producto local. De esta manera ahorras emisiones de CO2 al transportar la carne desde lugares lejanos. También evitas la contaminación que deriva de las granjas masivas. No son infrecuentes los casos en los que sus vertidos contaminan la tierra y los acuíferos. Sin embargo, con el consumo actual de carne resulta inviable que solo comamos carne ecológica.
Es decir, en España se comen 50 kilos de carne al año según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Muy por encima de las recomendaciones de 21 kilos de la OMS. Por lo tanto, no podemos liberar a todos los animales de las grandes granjas industriales para ponerlos en pastos. Estos no existen, por lo que habría que arrasar con la vegetación para crearlos. Por lo tanto, para lograr una transformación realista resulta imprescindible reducir drásticamente nuestro consumo de carne. De esta manera podremos criar animales de forma sostenible y garantizando su bienestar.
