En los últimos años, los ciudadanos hemos cambiado nuestros hábitos de alimentación y demandamos nuevas fórmulas para ello. Para satisfacer estas demandas han surgido nuevas formas de producción. Uno de los últimos en aparecer es la agricultura vertical. ¿En qué consiste? Te lo contamos todo.
La importancia de la agricultura ecológica
La agricultura ecológica está cada vez más presente en el día a día. Y es que desde diferentes organismos se están dando cada vez más pasos para satisfacer las demandas de los consumidores y concienciar sobre el medio ambiente. Desde la Comisión Europea han lanzado un plan de acción, el cual busca que en el año 2030, al menos el 25% de la superficie agrícola europea sea cultivo ecológico.
España, teniendo en cuenta los datos de 2021, cuenta con más de dos millones y medio de hectáreas de cultivo ecológico. Estos datos sitúan a nuestro país en los primeros puestos de la UE, con un incremento de un 8% respecto al año anterior. Además, si tenemos en cuenta que esto va a ir a más, están apareciendo nuevas fórmulas para cultivar de forma sostenible. Una de las últimas en aparecer es la agricultura vertical.
¿Qué es la agricultura vertical?
La agricultura vertical es una de las nuevas prácticas que más se está haciendo un hueco debido a sus características. Consiste en que las plantas se cultivan en estructuras apiladas verticalmente. Este método de horticultura busca maximizar el uso del espacio para producir más plantas en el mismo lugar. Para que la misma funcione debe respetar diferentes factores.
Antes de empezar a utilizar este método hay que dar un primer paso esencial. Esto es, la elección del cultivo. Hay que tener en cuenta que no se puede cosechar cualquier planta, hay que respetar el peso y crecimiento. Para este tipo de agricultura se recomienda la plantación de fresas, lechugas, col o menta, por ejemplo. Para que estas crezcan hay que escoger un sustrato que ofrezca un buen drenaje y retención de nutrientes.
Los beneficios de este tipo de cultivo
La agricultura vertical nos ofrece numerosas ventajas. Su método de producción están llenos de beneficios en comparación con otro tipo de cosecha. Entre estos se encuentra el alto rendimiento y la mejor calidad del cultivo. Y es que el menor uso de agua y la reducción del uso de pesticidas hacen que todos los productos que se cosechan obtengan un plus en cuanto a sabor y a la permanencia de todos los nutrientes.
Ya que este tipo de cultivo requiere de un menor área de producción, es posible cosechar más que en fórmulas tradicionales. Esto se traduce en satisfacer las cada vez más altas demandas de los consumidores que buscan consumir productos más sanos. Este sistema de producción, que se desarrolla durante todo el año, son muy rentables para los empresarios, si son capaces de sacarle partido y no buscar atajos.
Las desventajas de la agricultura vertical
Aunque, como hemos comprobado, parece que todo son ventajas, esto no es del todo así. Este sistema de cosecha consume mucha energía, por lo que es recomendable tener un respaldo energético en caso de cortes o fallos. Otro de los factores negativos es que hay poca especialización en el tema en el mundo rural. Y es que la agricultura vertical necesita de conocimiento para instalar, operar y manejar todo los aparatos.
Por otra parte, este sistema puede ser más susceptible a las enfermedades transmitidas por las plagas, ya que debido a la no existencia de pesticidas, son más proclives a que estas aparezcan con rapidez. Por eso es recomendable mantener en condiciones todos los sistemas de regado y las plataformas donde se planta. Un uso de ingredientes activos, incluidos en los sustratos, puede ser beneficiosa para reducir la aparición de cualquier bicho u hongo.
Como hemos podido comprobar, los hábitos de vida están cambiando, por lo que es necesario adaptarse a estos y buscar fórmulas que consigan hacer frente a las demandas de los consumidores. Ahora que sabes más, ¿qué opinas acerca de estos tipos de agricultura?