Cuando llega la primavera avanzada llega a los mercados una de las grandes frutas previas al verano. No referimos a unas pequeñas delicias rojas como son las cerezas. Su recolección temprana empieza durante el mes de abril y acaba en lugares altos de montaña con las variedades más tardías ya en el mes de julio y agosto. Laboriosa de recolección, delicada pero con unas propiedades muy interesantes, aprovecha su disponibilidad ya para comerla e incluso atreverte con una receta refrescante que te exponemos aquí. ¡Atento porque si eres un frugívoro, seguro te interesa saber cómo prepararla!
La ardua recolección de las pequeñas delicias rojas
La cereza (Prunus avium) es el fruto del cerezo, un árbol de la familia de las rosáceas. Se cree que su origen que proviene de los países que rodean el Mar Negro. Llegaron a la Península Ibérica gracias al Imperio Romano y se extendió con facilidad. Existen muchas variedades de estas pequeñas delicias rojas, desde las más ácidas a las más dulces. Su coloración va del amarillo al morado más oscuro.
Su delicadeza deriva en una ardua labor para recolectarla una a una del árbol, de manera que no quede dañada, golpeada o agrietada. Por este motivo, su precio en el mercado no es bajo, sino que para disfrutar de su sabor hay que rasgarse más el bolsillo. Ese momento de la cosecha es de suma importancia ya que es un fruto que no madura una vez recolectado y debe cogerse en el momento oportuno.
Además es importante que no tengan golpes ni se rompan ya que esto afecta mucho a su calidad. El fruto debe tener la piel firme y brillante. Las lluvias primaverales (a menudo con fuertes tormentas) afectan mucho al fruto, pues producen una apertura del fruto y se lastiman con mucha facilidad. Es importante seleccionar bien cada cereza para no comercializar algunas con manchas junto a otras perfectas y sanas.
Propiedades de las cerezas
Las pequeñas delicias rojas son exquisitas y perfectas para comer crudas. Destacan por tener un altísimo nivel de flavonoides. Estas tienen propiedades antioxidantes con un efecto depurativo. En muchos lugares, la sabiduría popular utilizaba las cerezas muy maduras para esos fines digestivos. Por este motivo, ayudan a la reducción de enfermedades cardiovasculares y sirven para contrarrestar los procesos que llevan al cáncer. Es importante mencionar que es una fruta con un alto contenido en melatonina, ayudando de esta forma al relajamiento y a conciliar el sueño.
Además, las cerezas tienen un bajo valor calórico comparado con otras frutas de hueso. Sí son ricas en fructosa, glucosa y sacarosa. También lo son en fibra y facilitan mucho el tránsito intestinal. Es importante destacar el poder saciante que puede ayudar a muchas dietas. En a cuanto a vitaminas, es una fruta rica en vitamina A, principalmente. Aunque también en la vitamina C, E y ácido fólico (B9). En cuanto a minerales destaca el aporte de potasio y, en menor medida, de magnesio, calcio y hierro.
Uso en la cocina
Aunque suelen consumirse como fruta y en fresco, la cereza forma parte de muchas recetas gastronómicas. Son conocidas como ingredientes en platos de repostería, pero también en otros salados y en salsas para acompañar a elaboraciones de caza incluso. También como mermeladas son una buena opción gastronómica así como de conservación. Puedes encontrar multitud de recetas en la red, nosotros te proponemos hacer la más sencilla en solo unos minutos. ¡Un gazpacho de cereza!
Gazpacho de cereza
Uno de los problemas de esta receta es que muchas veces no sabe a cereza. Para ello es mejor reducir las cantidades de ingredientes que puedan cubrir el exquisito sabor de las pequeñas delicias rojas. Nos referimos al ajo, pepino y al vinagre. Quizá lo más entretenido es sacar los huesos de las cerezas. Pero aquí os dejamos un vídeo donde te proponen una genial idea. Otra alternativa es comprar la máquina que vende Amazon (te la dejamos al final de este artículo).
Ingredientes
Cerezas maduras deshuesadas 300 gr
Tomates maduros 300 gr
Pepino 50 gr
Pimiento 50gr
Cebolla 50 gr
Ajo Un diente
Pan duro 100 gr
Vinagre de vino Una cucharada
Aceite de oliva 100 ml
Agua mineral 250 ml
Elaboración
Remojamos el pan con el agua. Una vez esté remojado y ya tengamos las cerezas sin hueso y los demás ingredientes preparados, los podremos en la batidora.
Después batiremos la mezcla hasta que estén completamente triturados todos los ingredientes. Una vez finalizado lo tamizaremos para evitar las pieles y probaremos el gazpacho para rectificar de acidez, añadiendo más agua en caso de que sea necesario. También añadiremos una pizca de sal.
Lo dejaremos en el frigorífico un mínimo de una hora y se podrá servir con un poco de hierbabuena. Será un entrante refrescante, delicioso, original y saludable para los días de calor que se aproximan. ¡Disfruta de estas pequeñas delicias rojas con una fantástica bebida!