El peligro del aguacate es lo que no nos cuentan los anunciantes. A pesar de que se vea como un producto super healthy, esconde un rastro de destrucción detrás. Posiblemente nunca te hayas planteado lo que vas a leer a continuación. Y es que, ¿qué puede tener de malo un alimento tan bueno? ¿a qué afecta de manera negativa? ¡Atento!
Moda saludable
El aguacate está de moda. Bien es cierto su prestigio por sus cualidades nutricionales. De hecho, ya explicamos las virtudes de este fruto en un artículo anterior sobre sus propiedades. Se trata de un alimento muy saludable, rico en vitaminas que potencian nuestro sistema inmunológico: A, C, D y E. Su contenido en antioxidantes también es rico, sin contar con minerales como fósforo, magnesio y calcio. Estamos ante una fruta capaz de regular el colesterol malo gracias a su contenido en grasas monosaturadas. Por último, destacamos su fibra, proteínas y ácidos grasos esenciales.
No es oro todo lo que reluce
Probablemente te suene algo el caso del aceite de palma. Vastísimas porciones de selva indonesia deforestadas que dan lugar a plantaciones de palmas. La sustitución de la selva por el monocultivo erradica toda la flora y fauna local, amenazando gravemente el ecosistema. Bien saben los biólogos que cuanto más diversa sea la vida en un entorno, más estable es este. De esta manera, aumentan los mecanismos de regulación para que ninguna especie prevalezca sobre otra. La base es la interdependencia.
El caso del aguacate no es menos dramático. Su cultivo tiene lugar principalmente en México (según la FAO) y dentro de este, en el estado de Michoacán. Esta región mexicana es conocida por ser el lugar de descanso invernal de la mariposa monarca. Este gran insecto vuela cada año desde Canadá a los pinares michoacanos huyendo del frío. Sin embargo, su hábitat está siendo amenazado. Al plantar aguacates de forma masiva se impide el crecimiento de las flores silvestres que necesitan para sobrevivir. Se encuentran entre la espada y la pared.
La demanda mundial de aguacate ha crecido de manera considerable. Este factor propicia el aumento de su producción en los países exportadores, la que muchos ven como una oportunidad de desarrollo. Sin embargo, esto no quita que la superficie dedicada a su cultivo se haya multiplicado por diez desde 1974. El aguacate le ha ido ganando terreno a los bosques de pinos y secando los acuíferos. Hablamos de una planta que consume cinco veces más agua que el pino autóctono.
El peligro del aguacate para el agua
Precisamente el agua es un punto clave de esta problemática. El uso indiscriminado de pesticidas al que ha llevado la fiebre del «oro verde» ya ha dañado las reservas de agua. Los 450 mil litros de insecticidas vertidos sin control dañan de forma seria también la salud humana. De hecho, se han hallado mil partes por millón de nitratos en las zonas próximas a las huertas. Favorecen el auge de problemas de la piel, hígado y sistema nervioso.
Vivimos en un mundo donde el agua es un bien escaso, más lo será si seguimos con este ritmo. Por ello choca que esté de moda un alimento que necesita dos mil litros de agua para producir cada kilo. Estamos hablando de la friolera de diez bañeras llenas. Las lentejas, por poner un ejemplo de alimento muy completo, solo requieren 50 litros por kilo. La reducción de la cantidad de agua disponible es posible que encarezca su precio y por tanto su consumo en un futuro.
Sequía profunda en Chile
Si volamos al sur desde México podemos llegar a Chile. En el país andino se encuentra la provincia de Petorca, donde las plantaciones han aumentado sin control. Y es que solamente a 220 kilómetros de Santiago viven más de 400 mil ciudadanos sin agua corriente. Esta situación se ha prolongado por ocho años en la que los lugareños tienen que desplazarse metros o incluso kilómetros para conseguirla en puntos concretos de la ciudad. El Estado descarga camiones cisterna en estos lugares.
Los habitantes, por su parte caminan con cubos de pintura de 50 litros y con ellos se apañan. Antes no hacía falta. La región se dedicaba a la minería y nadie vaciaba los cauces subterráneos de los ríos para regar monocultivos. El río Petorca se agotó en 1997 y al río Ligua le ocurrió lo mismo en 2004. Las familias han vuelto a lavar la ropa en barreños como antes de que llegase la lavadora. Además, la falta de agua produce la muerte de multitud de animales y la proliferación de enfermedades. Las condiciones higiénicas no son favorables cuando cinco personas se bañan con la misma agua.
Estos son solo unos casos que ejemplifican el peligro del aguacate. Por desgracia no son los únicos en los que el rápido crecimiento de la demanda de un alimento pone en jaque un ecosistema. Necesitamos más conciencia por parte de los consumidores para que sepan por lo que están pagando. También es necesaria la labor de los divulgadores y la del sector público. Está visto que el mercado no responde a tiempo. Así pues, la regulación será necesaria para preservar la riqueza de nuestros ecosistemas. Todos somos parte del planeta y este está más interconectado de lo que pensábamos.