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Microplásticos en peces… ¡y en humanos!

Malas noticias para los amantes del pescado. Cada año crece la preocupación por los microplásticos en peces. Y no es para menos, ya que las nuevas investigaciones aseguran que han saltado a los seres humanos. Aún desconocemos los efectos que pueden tener sobre la salud. No obstante, conviene tener en mente estos riesgos si queremos llevar una vida saludable. Descubre el peligro que acecha este material en su versión más pequeña.

Investigadores de las universidades de Exeter y Queensland llegaron a conclusiones alarmantes. Descubrieron que el microplástico está presente en todo el pescado y marisco que comemos. Comentan que los riesgos de estas sustancias varían de especie a especie. También declaran que el impacto puede ser diferente entre miembros de la misma. Para llegar a estas conclusiones tuvieron que analizar con su método cinco pescados y mariscos de un mercado.

Plásticos en la playa
Plásticos en la playa

Para su sorpresa, las sardinas fueron las que más dispararían el consumo de microplásticos en humanos. Comer una ración de ostras o calamares supondría ingerir 0,7 miligramos de plástico. Por otra parte, ¡una ración de sardinas aportaría al organismo hasta 30 miligramos!

¿Cómo pueden afectarnos los microplásticos en peces?

Los microplásticos ya están dentro de nosotros. A esta conclusión llegó una nueva investigación de la Universidad de Arizona. Sus expertos identificaron decenas de nanopásticos que se acumulan en pulmones, hígado bazo y riñones. Estos hallazgos serán muy útiles para nuevas investigaciones, ya que no hay un consenso sobre si estos son dañinos. No obstante, su presencia cada vez alarma más a la comunidad científica.

El Centro Médico de la Universidad de Utrecht sí los encuentra peligrosos. Sus científicos han observado el comportamiento de las células del sistema inmunitario que fagocitan los microplásticos de diez micras. Lo preocupante es que estas células mueren poco después. Así pues, debilitan nuestras defensas frente a agentes externos. A pesar de ello, aún faltan muchos estudios para confirmar su peligro para la salud humana. También debemos recordar que este el estudio de Arizona es el primero realizado con tejidos humanos.

Antecedentes

Los microplásticos ya llevan tiempo en el punto de mira. La EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) aún no considera alarmante su situación, aunque lleve años analizándolos. El organismo confirmó que estos están presentes en la comida. Por ello es que sugiere cautela con ellos, aunque de momento no los ha declarado peligrosos para nuestra salud. Los nanoplásticos serán una prioridad en los próximos años también por el riesgo que presentan para el medio ambiente.

Microplásticos
Microplásticos. Fuente: @balanceverde

Y es que los microplásticos no solo se encuentran en el mar. Conocidos son los riesgos de reutilizar las botellas de plástico para beber agua. Otro peligro recae sobre el Bisfenol A. Diversas publicaciones científicas resaltan su potencialidad como cancerígeno. El problema es que está en lugares tan variados como tickets de la compra, interior de conservas, vasos desechables… A tal grado llegó la polémica que tuvo que ser prohibido para la fabricación de biberones.

¿Por qué debemos preocuparnos por los peces?

Los microplásticos en peces son producto del vertido a gran escala de este material. Según un estudio publicado en la revista Nature, cada año entran a los mares cerca de ocho millones de toneladas de plástico. Así pues, está tan extendido que se han encontrado en lugares tan remotos como el ártico o en fosas a diez mil kilómetros de profundidad. Las olas del mar van empequeñeciendo los productos de plástico hasta que aparecen en su forma menos visible y más peligrosa.

Foca gris con basura alrededor del cuello
Foca gris con basura alrededor del cuello

Los microplásticos son una amenaza silenciosa porque no se ven de primeras. Estos son ingeridos por todo tipo de animales. No solamente los consumen directamente, ya que hay animales en la base de la cadena trófica que los pasan a niveles superiores. Un ejemplo es el de las anchoas. Este es un pez pequeño que transmite los microplásticos a sus depredadores, muchos de los cuales acaban en buques pesqueros. 

Mientras avanzan las investigaciones, lo único que podemos hacer es reducir nuestro consumo de plástico para minimizar el impacto ambiental. La clave no está solo en reciclar, ya que el viento puede llevar muy lejos los plásticos que consumimos. Además, no debemos olvidar que no todo el plástico se recicla. Hay lugares con un porcentaje de reciclaje ridículo. Reducir nuestro consumo puede ser un paso importante a la hora de preservar océanos limpios para las generaciones venideras. Los microplásticos en peces deben disminuir.

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